Viajar te enseña nuevas culturas, formas diferentes de vivir. Te ensancha el alma y te muestra lo que puedes tener en común con personas de otros lugares. Somos seres que desde el principio de los tiempos hemos tenido afán por descubrir, por aprender y por lograr. Viajando superas tus límites y pones nuevas metas. Te conoces a ti mismo, descubres lo que sientes y lo que piensas, te das cuenta de tus sueños y reflexionas sobre tu futuro y pasado. Te enseña que tú eres tu propio compañero y que los silencios no son incómodos, como te habían enseñado. Mientras viajas sueñas viviendo, te sientes el pirata que creías ser cuando eras pequeño o un explorador a punto de encontrar el mayor tesoro. Viajar te aleja de la rutina del día a día y hace que añores eso que a diario odias hacer, cuando vuelves todo es distinto pero sigue igual que lo dejaste.
Te permite volver a descubrir tu propio hogar con una nueva mirada, te hace sentir pequeño y te hace ser pequeño, al mismo tiempo que ves lo inmenso que es el mundo lo miras desafiante como un niño al que dicen que no lo puede hacer. Viaja a donde sea, no importan los kilómetros sino lo que sientas cada vez que te embarques en una nueva aventura. Viaja perdiéndote o encontrándote, pero viaja