A principios de abril se daban a conocer los resultados de la encuesta semestral Generación Z de la empresa de inversión Piper Jaffray realizada a más de 6.000 adolescentes en Estados Unidos. Y es que, tras la obsesión por saberlo todo sobre los millennials parece que les llega el turno a todos aquellos nacidos después del año 2000. De entre todos los datos Vans y Supreme son dos de las marcas que más crecen en apreciación. Michael Kors sigue siendo la favorita para los bolsos, Amazon la plataforma de compra predilecta y Snapchat es la red social preferida muy por delante de Instagram. Pero hay uno que llama la atención: las chicas de la Generación Z están gastando más en belleza que en ropa. Con una inversión media de 368 dólares anuales, esta cifra representa un incremento del 18% año tras año.
En un reportaje de Fung Global Retail & Technology titulado: “En profunidad: Generación Z y belleza - la simbiosis de las redes sociales”, los expertos señalan a las redes sociales como las principales responsables de esta subida en la demanda de productos de belleza. Varios estudios académicos han encontrado conexiones entre el uso de las redes y una baja autoestima. Actualmente un tercio de las chicas adolescentes en EE UU se sienten mal cuando se comparan con otras que ven en sus redes, según una encuesta de la American Psychological Association. Y marcas como Estée Lauder y L'Óreal han atribuido el aumento del consumo de bases, mascarilla, y correctores a la cultura de los selfies.
Al mismo tiempo, esta nueva generación que concibe la belleza también como un espacio para “la liberación y la individualidad”, según el estudio Fear Of Missing Out de Beautycon Media, está empujando a la industria de la belleza a responder de forma mucho más detallada a las necesidades diversas de sus clientes. Y es que un 61% de los que participaron en este estudio se identificaron con un grupo nicho, de manera que las minorías son mayoría: “La belleza no tiene que ver únicamente con productos, o en la forma en como te muestras sino que es una forma de expresión cultural”. En este sentido, marcas como Fenty Beauty de Rihanna, que se lanzó con más de cuarenta tonos diferentes, o la revolucionaria Glossier con su comunicación directa y fresca, están triunfando entre clientas de una generación que reclama una belleza mucho más diversa y personalizada.